Antonio Martínez Ares

Nunca pensé que podría pasarme, pero algo me temía.Los elementos poco comunes hacían preveer en mí que algo mágico podría suceder y así pasó.

 Ingredientes esperados para los que creía estar preparado y otros extras que nunca se pueden advertir hasta que pasan. Con todo ello me fui cargado de intriga, entusiasmo y un porcentaje de ignorancia a la primera presentación de un libro que he asistido en mi vida, claro que, si a eso le añadimos que dicho acto está totalmente basado en la biografía de uno de los pocos ídolos que tengo y he tenido, todo comienza a tener ciertos bríos de lógica.
 Hay una máxima real que dice que nada pasa hasta que pasa con su válida redundancia, y eso lo he vivido en mis propias carnes, puesto que toda mi compostura de calculador y emocional escondido a caído al vacío en menos que el vapor de un tren anuncia su arranque. Me he vuelto a sentir niño gracias a otro «niño» que por muy hombre que sea, para los restos niño se queda, sintiendo dentro de mí, el nerviosismo y divinidad que da lo bien fabricado por algún humano.

 Todo sucedió en torno a una hora de duración, pero con una mesa principal de lujo, creo que sin pestañear podría haberme quedado atrincherado en mi silla durante mas de tres horas, escuchando y nostálgica cronológicamente recordando que hacía yo en mi vida cuando por ejemplo no despegaba los ojos de unas calabazas o unos hombres orquestas a los que las aguas se abrían y paso les daban.
 
La mesa estaba compuesta por un Manolo Casal que dio información de primera mano sobre cuando conoció al maestro, no exento de notas de humor y la verdad que fue un autentico placer para los oídos escuchar «In situ» a un profesional como el. El nombre de la persona que abrió el acto escapa a mi memoria, lo cual me enoja un poco conmigo aunque no sé si lo pronunció. José Manuel Caballero, periodista, escritor de la obra y amigo personal del maestro, y como no…..él.

Buscaba un título de sus labios y me lo dio a las pocas palabras de comenzar su esperada intervención. «Si tuviera que ponerle un nombre a este acto, le pondría» Sevilla tuvo que ser», y en ese momento comencé a sentir que mis piernas comenzaban a dar un placentero paseo por lo divino puesto que me inquietaba en el alma el hecho de que no supiera lo mucho que se le admira y quiere en esta ciudad, Sevilla.
No podía ser de otra forma, siempre he pensado que tanto cambio en las personas solo podía ser obra de un «Brujo», y encontré respuesta a muchos «porqués» sin haber abierto todavía la pasta del escrito.El porqué comencé a ver comparsas cuando sólo escuchaba y veía chirigotas, porqué, después de haber escuchado tantísimas veces a sus agrupaciones me siguen gustando más si cabe que la primera vez, porqué parece que e tiempo no pasa y ocho años después su estilo sigue siendo tan innovador….

Hoy he visto en persona a Antonio Martínez Ares, y como punto a recalcar de todo esto, hoy se ha hablado sólo de una muy pequeña parte de su dilatada historia, y la sangre se me queda quieta, el asombro se apodera de mí, escuchando a Manolo estaba cuando me dije a mi mismo ¡Madre mía! pero si es que estamos hablando de una persona que tiene 43 febreros…. lo divino…..y tan humano….si yo pusiera un título a todo esto lo mismo lo llamaría «Un paseo por las nubes», y créanme, he pasado la treintena hace algunos años y en ocasiones la sensación de que vienes de vuelta de muchas cosas me hace sentir mayor, y hoy, me he sentido niño otra vez, de los que tienen mil sueños, de los rebeldes sin causa, de los despreocupados, de los que llegan tarde a casa o de los que en la calle juegan y todo gracias a otro «niño» que por muy hombre que sea, «Niño» se queda.
Agradezco la familiaridad del acto, la anécdota de los coches será otro detalle  más para recordar. Nunca voy a pedirte que vuelvas Antonio, tienes que estar un poco cansado ya de ese sonido de viento aunque las ventoleras a ti no te sientan nada mal, pero algo si te diré de la mejor forma que sé, que si bien no es buena, seguro que es la menos mala, pero lo haré a tu forma y como tu en cierto modo seguramente me has enseñado, no se cuánto tardaré, no mucho pero aparecerá en verso, próximamente en este rincón.» Entre lo divino  lo humano».

4 respuestas a «Antonio Martínez Ares»

  1. El prólogo ha sido estupendo… ya estoy desenado leer «entre lo divino y humano».

    Martínez Ares creó la banda sonora de nuestras vidas. Cuantas botellonas cantando sus letras hasta las tantas… cuantas noches escuchando esos pasodobles inmensos provocando que se nos escape alguna lágrima.

    No lo hay ni lo habrá escritor de carnaval más grande que Martinez Ares.

  2. Guau. Me he quedado sin palabras. Gracias por tus palabras.
    Poco más que decir. Si acaso, que nos veamos pronto. En mi Sevilla.
    O En tu Cádiz.
    Antonio Martínez Ares

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