La luna bajó al Conquero ( El fandango de Huelva)

Voz del mar y de la mina,

De los campos y senderos,

De los ríos y la ría,

De amores prohibidos,¡traicioneros!,

Y de tristezas “vivías”

Por el maltratado pueblo.

 

Como la sal a la mar,

La mañana al despertar,

Y como el llanto para la pena,

Como el aire a la libertad,

Es el fandango “pa” Huelva.

 

Abrió sus ojos en Alosno,

En una calle Real

Con sus esquinas de acero,

Nació para la eternidad,

El fandanguillo alosnero.

 

¡Alosnero!,

Se conoce por valiente,

Al fandanguillo alosnero,

Porque le cuenta a la gente,

Sentimientos verdaderos,

Del que los canta y padece.

 

Aunque madre solo hay una

Y destaque por valiente,

Como la brisa y la bruma,

Se esparcieron por el tiempo,

Sus estilos diferentes.

 

Andevaleño del Cerro,

Santa Bárbara de Casas,

Aldecino y Sierra Alta,

Encinasola y Calañas.

 

La luna bajó al Conquero, dos bellas jóvenes cantaban,

Las estrellas del entorno formaron una galaxia,

Una se llamaba Bárbara; la otra atendía por Olalla,

Con fandangos alosneros se desgarraban el alma,

Enamoraron al cielo,

Y a las dos las hizo Santas.

 

Cabezas rubias y Huelva,

Cruz del llano y Cruz del Hoyo,

De las minas de Rio Tinto,

Y Cané, cantado a coro.

 

De la Puebla de Guzmán,

La Real de Zalamea

llegando hasta el natural,

Y otros con nombre propio,

De estilo más personal.

 

Son de Tharsis y Paymogo,

De Rebollo y de Los Pinos,

Serranos y de Rengel…

De Valverde del Camino.

 

Y a orillas del río Odiel,

Los fandangos le recitan,

Palabras de amor y fe,

A Santa Eulalia bendita,

Orgullo de Almonaster.

 

Para expresar sentimientos,

No existe mejor manera,

Que cantar con el lamento

Y el sello de la verdad,

Que da el fandango de Huelva

 

La luna bajó al Conquero, la alertó una luz divina,

Y Pensó que era una estrella que en la noche se perdía,

Como flotando en el aire, se acercó pausadamente;

Tenía silueta distinta, su extrañeza era patente,

Pues se encontró frente a frente, con la madre de la Cinta,

Patrona de los onubenses.

 

Y en ese momento clave,

De la ría y los pinares

Se escuchó en la lejanía,

Un fandango que emergía,

Para cantarle a dos madres

Que entre sollozos decía…

 

¡Marisma!

Soy Cintero por mi Huelva,

Y romero en la marisma,

Y entre el Conquero y la ermita,

Mi tierra más bien parece,

Parece la gloria misma.

 

Voz del mar y de la mina,

De los ríos y la ría,

De los campos y senderos,

Voz que enamora y hechiza,

A la blanca luna lunera,

Cuando baja hasta el conquero.

 

Como la sal a la mar,

El aire a la libertad,

Y la pena para el llanto,

Es y será por siempre

Para Huelva su FANDANGO.

Fdo: DDS

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